Lavadero poético

Ya caía la tarde y en estos lares la niebla comenzaba a cubrir la tierra con su manto. Peñagolosa fue desapareciendo antes nuestros ojos y poco a poco todo cuanto había ante nosotros. La música de la guitarra de Santi acompañaba cada verso como si cada nota naciera solo para él... Y llenamos el lavadero con nuestras voces, para lavar el alma, para lavar los pequeños dolores que nos acompañan en nuestro caminar. Gracias a quienes acogieron este proyecto  se lanzaron con él y a todos cuantos compartieron los versos de sus poetas preferidos.

¿Repetiremos el próximo año?

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