La caída
Hace días que sabía que algo te sucedía. Lo presentía sin querer reconocerlo. Nunca debí haberte dejado traspasar ese umbral, pero te creí. Creí todas y cada una de tus palabras, aunque ahora dudo. En algún momento incluso llegué a dudar de que existieras.
Te dejé llegar a mí y al tocarme tuve miedo, un miedo primigenio de que alguien pudiera volver a hacerme daño y una sensación de que iba a caer por un precipicio: No tengas miedo, no te dejaré caer. Y te volví a creer. Cumplió el miedo su promesa, tú no; y llegó la caída.
¿Qué hago ahora?
Comentarios
Publicar un comentario