Presentación de "La libertad de las Olas" de María Gracia Peralta
El objetivo cuando escribió este libro fue otorgar la palabra, la libertad a estas mujeres, una libertad que no encontraron en sus vidas, una libertad que es como la de las olas del mar, porque la voz poética de las mujeres a las que dedica María este libro, ha llegado hasta la orilla de nuestros días, porque las olas de sus versos son eternas.
La poesía, la escritura se ha convertido poco a poco en la savia que recorre la vida de María. En 2015 publicó su primer poemario “La simetría del alma” y en 2018 “La miel tras el muro de enfrente”. Previamente, en el año 2013 ganó el I concurso de relato corto con “El engaño”, conmemorando el día internacional contra la violencia de género. En el año 2014 ganó el I Concurso Bloggin Santa Eulalio del Río. Ha colaborado en varias antologías poéticas (“Crisol de emociones” y “Poetas en Toledo. 103 voces en el s. XXI”), y una de relatos con el misterio y la intriga como telón de fondo (“40 colores incluido el negro”). En sus ratos libres, se dedica a ejercer de abogada. Es Asset Management SMEs y Legal Specialist para una empresa financiera que opera en varios países.
Pero volvamos a la “La libertad de las olas”. El título proviene de los primeros versos del poema dedicado a Virginia Woolf: quieres podar la libertad /de las olas. La voz poética, la palabra es lo único que no pudieron quitar a estas mujeres, de ahí que la palabra se convierta en el símbolo de la libertad y a ello se alude en varios poemas: Y ahoga sus penas detrás del fuego de las letras, dices sobre Antonieta Rivas. O No te escondas en los libros prestados … Refúgiate en la palabra en el poema sobre Alejandra Pizarnik. Y menos mal que existen las palabras escribes en Ana Delgado. Y menos mal que existe tu poesía para devolver la voz estas poetas. Así la negación de la palabra se convierte en un símbolo de la opresión e invisibilización de la escritura femenina: Tienes una cierva herida / en tu garganta. /Quieren sangrar tu nombre/ y ponerte mordazas sobre Ernestina de Champourcín.
Hay en este poemario un diálogo profundo con el legado de estas poetas y a través de ellas y de sus voces transitamos por la historia de la literatura, de la poética femenina. Les hablas desde el tú, una cercanía que nos aproxima su voz (Anne Sexton: Si pudiera cogerte de las manos / te arrastraría hacia mis charcos / para nadar juntas a contracorriente) y sus vivencias desde una mirada acogedora, haciendo tuyo su dolor, así nos describe el suicidio de Alfonsina Storni:
Los segundos te pisan los talones.
Te disfrazas de noviembre
y avanzas hacia lo inmortal,
con paso firme.
O el suicidio de Virginia Woolf:
El río
lucha
por quitarte las piedras
de los bolsillos.
Y parece que tú luches por cambiar el destino de estas mujeres con tus versos. Pero el pasado ya no es nuestro, nos queda el futuro, impedir que su legado se pierda y convertir a estas mujeres en el referente literario que son y que los libros de literatura ocultan, en esa llamada criptoginia. Así pues, este poemario es un intento de que no naufraguen sus nombres en un mar literario.
Se trata de un poemario coherente y sólido, sin fisuras, con una voz poética consciente que ha permitido que esas otras voces femeninas afloren como la inspiración que son para muchas mujeres, escritoras y poetas, pero no sólo, pues son todas ellas ellas referentes. Me referiré ahora brevemente a la estructura del poemario, aunque la introducción de Santiago Sastre es muy clarificadora. El libro consta de tres partes: El legado, la primera, es una homenaje a la literatura escrita por mujeres (Safo de Lesbos, Marina Tsvetaeva, Alfonsina Storni, Antonieta Rivas, Frida Kahlo, Florbela Espanca, Virginia Woolf, Anne Sexton, Sylvia Plath, Alejandra Pizarnik); II. Inspiración, se refiere a mujeres que han sido inspiración para María (Phillis Wheatley, Concepción Arenal, Ernestina de Champourcín, Gloria Fuertes, Ana Rosetti, Ana Merino, Ana Delgado, Espido Freire, Beatriz Luengo, Elvira Sastre, tu hija Jimena Pingarrón). Este poema es un poema lleno de sentimiento y en él dices: Anidas en cada uno de mis libros/eres la metáfora perfecta. / la poesía/ me permite dibujarte cada mañana (…) Te quiero tanto /que quiero terminarte y /comenzarte una y miel veces. Seguimos con la estructura. La III. Musas de verano, es un homenaje a tres poetas de Toledo, de donde es oriunda María (María Antonio Ricas, María Luisa Mora, Ruth M. Rodríguez); y, por último, IV. La palabra, poema con el que abría esta intervención. Este poema se recoge también en su traducción al latín y al griego, que tuve el honor de poder traducir.
Voy a detenerme ahora en la forma de los poemas. Encontramos dos tipos de poesía, unos poemas en verso libre y estructura más “clásica” y otros en tono de haiku, sin llegar a ser un haiku puro. Cada autora contiene en la primera parte al menos un poema “clásico” y un “haiku”, aunque puede haber hasta dos haikus (menos Sylvia Plath). La segunda y tercera parte son poemas en verso libre sin haiku, a excepción del poema dedicado a tu hija, Jimena Pingarrón, y el de Ruth Rodríguez. He intentado buscar qué aúna a todos los haikus, evidentemente, hay una presencia de la naturaleza en ellos, antes he leído el de Virginia Woolf, y el de Marina Tsvetaeva dice:
Batalla perdida.
Entre tantas palabras,
está nevando.
El de Antonieta Rivas:
Sol de invierno,
a contraluz
la muerte se acerca.
Florbela Espanca:
Amanecer nublado,
diciembre destapa
las cicatrices.
O el de Alejandra Pizarnik
Hay cenizas
entre las flores secas,
mortaja de sol.
Si en los poemas tratas de acercarnos a la mujer, su vida y vicisitudes, enlazándolo con la propia poética de la autora, en el haiku acaricias como una brizna de aire, te dejas llevar por las palabras para dejar en los labios de los lectores tu propia voz poética, más desnuda, más exacta. Y dialogas de nuevo, pero ya no con la autora, sino con tu propia creación literaria.
Como Penélope, has ido tejiendo la trama de este telar poético con la propia vida y poética de las mujeres a las que escribes, porque les escribes a ellas, al modo de Ovidio en su Heroidas, sin embargo tu propia voz ha ido filtrándose poco a poco y emerge en los poemas. La propia escritura, su voz poética de ellas es uno de los hilos que lo hilvanan; el otro sería el devolverles su cuerpo, lo explicas muy bien en los versos que cierran el poema de Espido Freire
Y más allá de los sueños y lecturas
a veces necesitas habitar tu cuerpo
y ser tú,
solamente.
Por ello, encontramos versos llenos de sensualidad y deseo como el poema dedicado a Ana Rosetti.
Te manifiestas en este poemario heredera de una tradición literaria de la que bebes con respeto y admiración. Y devuelves a la vida con tu palabra a estas poetas, aunque ellas con sus palabras nunca mueren del todo.
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